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EL CRONISTA URBANO, ARMANDO RÁMIREZ, RECIBIÓ LA MEDALLA AL MÉRITO CIUDADANO 2011



27 de Abril de 2011

Boletín # 291

• Ante el Pleno de la ALDF, el galardonado dedicó su reconocimiento a los ciudadanos que día a día, desde muy temprano, construyen la Ciudad de México

Entre recuerdos de las calles, vecindades y comercios del Centro Histórico e imágenes de la vida diaria en el barrio bravo de Tepito, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal entregó la Medalla al Mérito Ciudadano 2011 al cronista urbano Armando Ramírez Rodríguez.
Ante el Pleno, la diputada Axel Vázquez Burguette, del Panal, resaltó el trabajo del escritor que rescata las voces de la calle y agregó que actualmente el mundo asiste al llamado de la globalización, fruto sobre todo de la revolución tecnológica y de las comunicaciones, cuyo proceso pone en riesgo la identidad cultural de las naciones, borrando las particularidades propias.
Por ello resaltó la labor de Armando Ramírez a quien señaló como profeta de la geografía, de la esperanza de los barrios populares de la Ciudad de México y un autor cuya ardua tarea rescata y preserva lo mejor de nuestra cultura, ante la aparente falta de identidad que enfrenta el país. Asimismo agradeció el trabajo con el que fortalece la identidad cultural y crea entrañables de los pueblos y barrios capitalinos.
Por su parte, el diputado del PVEM, Norberto Solís Cruz, del Partido Verde Ecologista de México, afirmó que el galardonado es uno de los principales defensores del patrimonio urbanístico del Centro Histórico. Agregó que el lenguaje, creencias, comida y arte son algunas expresiones de nuestro desarrollo como habitantes de esta ciudad, conjunto de saberes y experiencias que ha trasmitido Armando Ramírez a través de diversos medios en donde sus relatos han hecho sentir y experimentar la convivencia cotidiana de la capital.
Asimismo lo reconoció como un hombre de esfuerzo, dedicación y preparación constante; indagador del Centro Histórico pasado y relato de la pluralidad de culturas, por su amplia visión social que realiza a través de su tarea cotidiana de su labor informativa.
En tanto, el legislador del PT, Arturo López Cándido, afirmó que el reconocimiento al Mérito Ciudadano queda en buenas manos, en buena cabeza y en buen corazón, pues Armando Ramírez no sólo intenta, sino define perfectamente al mexicano y lo mexicano, “tuvo el tino de decirnos que unos mexicanos no tienen límites, son indefinibles”.

Agregó que el galardón se lo lleva la expresión de los tepiteños: en los muros, en sus imágenes, en sus obras, en sus vivencias y en su habla, ya que Tepito es el revés de los protocolos que se repiten para crear distancia y reiteración de lo que es el poder. Sobre Tepito se ha dicho mucho, porque dice demasiado, sostuvo el legislador.

El priísta Leobardo Juan Urbina Mosqueda, le dio gracias al escritor por dar sentido de identidad a los del barrio, que al hacer su crónica terminó haciendo mil crónicas de la Ciudad de México. A él se le debe su valía de exaltar --en una crónica-- el esfuerzo de generaciones de capitalinos.

Reconoció del escritor su compromiso en favor del rescate del Centro Histórico como Patrimonio de la Humanidad y por su decidida participación en iniciativas culturales como la compañía “Tepito Arte Acá”, de la que fue tenaz promotor y que ha trabajado para públicos que no tenían acceso a los teatros.

En tanto, el diputado panista Sergio Israel Eguren Cornejo, señaló que no son muchas las personas que, como Armando Ramírez, pueden describir con precisión lo que significa formar parte de esta gran ciudad, por lo que sus cuentos y adaptaciones cinematográficas, sumarían un capítulo más de una obra consolidada entre la crítica y entre la gente.

Armando –señaló el diputado-- es único en el arte de mostrar que vivir aquí es un placer que debemos disfrutar a diario, pero también recuerda la obligación de reflexionar sobre los errores, de asombro y caos en que se ha hecho esta capital. Dijo que en la ALDF se busca traducir las necesidades de los capitalinos en leyes, reglamentos y normas generales que brinden mejores condiciones de vida para la gente, y en llegar a acuerdos que beneficien a la mayoría; ese es el trabajo, para demostrar que hay sensibilidad con los reclamos de una sociedad compleja y activa.

Al referirse al cronista urbano, el diputado Fernando Cuéllar Reyes, señaló que nadie como Armando Ramírez relata las vicisitudes de vivir en el Distrito Federal y las complejas maneras de relacionarse con sus moradores, además de retomar la riqueza del lenguaje para mostrar una de las realidades más crudas pero verdaderas de ser mexicano.

Resaltó que con el paso de los años el escritor ha sido siempre fiel a su estilo de decir, tan de barrio, tan auténtico, que no ha cambiado sus convicciones, y que en sus recorridos cotidianos por las calles de la ciudad pugna por atender las necesidades de la gente, impulsar la instalación de casas de cultura y talleres.

Tras recibir la medalla al Mérito Ciudadano 2011, Armando Ramírez pidió que no fuera un premio individual para un tipo que le encanta escribir novelas, “testimoniar lo que ve y lo que siente de lo que ve”, hacer la crónica viva, lo mismo del barrio de Tepito o del centro de la ciudad, ya sea en televisión o en radio o un libro. “No creo que esa deba ser una labor que se pueda premiar, pues de hecho hago lo que me gusta y me gusta un montón todo eso, o sea, que no siento que eso deba ser un premio.

Le gustaría que se premiara al tipo de barrio, a los millones de personas de origen popular que viven, trabajan, se expresan y aman su ciudad, su barrio, su colonia y no se rajan día con día. “Quisiera que esta medalla fuera para el trabajador que se la rifa en la vida diaria para llevar de comer a su casa, a la mujer, sí a esa mujer que dobletea su chamba”. Y agregó: “La ciudad, por si no lo saben, es la gente; es la gente que vive y que recorre la ciudad y trabaja”.

El también narrador pidió que la medalla también fuera para todos los chavos con ilusiones, que no tienen chance o encuentran un pequeño atisbo de luz. A ellos les dijo: Créanme que hay chance; aunque la pared esté muy dura, la pared se dobla, y si no, uno se hace agua. “Y como decía García Márquez, a lo mejor si se va de frente se topa con pared, pero si es agua se escurre y penetra y logra saltar la barrera”, concluyó.




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